La vida es una película. Dirígela bien.
16. ago., 2022
Guardo un ejemplar de ‘Lo que el viento se llevó’ desde el año 82. Lo he leído en dos ocasiones a lo largo de mi vida y he perdido la cuenta de las veces que he visto la película. Hace algunos años, indagué sobre la vida de la autora de este Best Seller, Margaret Mitchell. Desde entonces, siento un profundo respeto hacia su persona. En el momento en el que escribo estas líneas, yo tengo la misma edad que tenía ella cuando murió.
Fue el 16 de agosto de 1949. Llevaba cinco días hospitalizada a causa de un atropello. Un taxista fuera de servicio y en estado de embriaguez, acabó con la vida de la escritora. Fue un jueves. Una tarde cualquiera, mientras se dirigía al cine con su marido. Quién iba a decirle aquella mañana que jamás llegaría a ver ‘A Canterbury tale’, la película que estaba en cartelera aquella semana.
La vida de Margaret Mitchell siempre me pareció asombrosa y un tanto inquietante. Era periodista pero, curiosamente, a raíz de un accidente que le causó varias lesiones, tuvo que dejar su profesión para recuperarse. Fue entonces cuando empezó a escribir su novela. Tardó diez años en terminarla pero cuando lo hizo… rompió el molde: ganó el Premio Pulitzer y dos años más tarde, en 1939, su obra fue inmortalizada en la gran pantalla (y con una legendaria banda sonora).
El rotundo éxito, la convirtió en una escritora muy famosa y en una mujer muy rica. ¿Y qué hizo entonces? Por lo visto, sorprendentemente, se dedicó a apoyar grandes causas sociales, a becar a estudiantes de medicina (su vocación frustrada) e incluso a ayudar en la reconstrucción de un pequeño pueblo francés (Vimoutiers) destrozado durante la Segunda Guerra Mundial.
No escribió otra novela jamás. No tuvo más tiempo. Mientras un accidente la llevó a escribir una de las novelas más vendidas de todos los tiempos (hasta 1949 se habían impreso ocho millones de ejemplares y ha sido traducida a treinta idiomas), otro se la llevó para siempre.
Cuentan que su temperamento era bastante parecido al de su protagonista, la inolvidable Scarlett O’Hara, y que plasmó en su obra su propia experiencia sentimental. Por asombroso que parezca, se diría que Margaret Mitchell vino a este mundo para escribir un libro. Pero qué libro, qué historia…
Ojalá pudiera contarle que estamos en 2022 y ningún viento ha conseguido llevarse su obra.