11. ene., 2022

Nala

Esta tarde se nos ha ido Nala al cielo de los gatos. Esa minúscula felina que me despertaba de madrugada dándome toquecitos en la cara con su patita para que la dejara dormir conmigo (y a la que le debo la inspiración que le dio nombre a mi blog)… ya está de camino hacia el infinito. En este viaje se libra del transportín que tanto odiaba. Quién necesita ruedas, teniendo un par de alas… Feliz vuelo, gatita. Te echaremos mucho de menos.

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