La vida es una película. Dirígela bien.
28. dic., 2021
Después de leer La Llave de Vulcano, una amiga (peninsular) me preguntó qué era eso de las Makárōn Nêsoi y las Hespérides. Le di una respuesta ‘resintetizada’ pero me grabé una nota mental para investigar con más profundidad el tema en cuanto estuviera de vuelta en las Islas. Comparto en estas líneas un extracto de lo que me ha parecido más interesante por si alguien siente curiosidad y, ya de paso, oxigena la mente con algo de cultura griega más allá del universo Ómicron :
En el siglo XIX, un botánico y naturalista inglés llamado Philip Baker Webb introduce el término Macaronesia para referirse a un grupo de archipiélagos de origen volcánico que comparten un conjunto de características naturales y climatológicas muy particulares con ecosistemas únicos en los que destaca una biodiversidad, flora y fauna, plagada de endemismos: Azores, Madeira, Salvajes, Canarias y Cabo Verde.
El término “Macaronesia” procedente del griego Makárōn Nêsoi se traduce como “Islas de los Bienaventurados” aunque podría entenderse también como "islas de los dioses", ya que makaroi "los felices" era para los griegos de la antigüedad una forma de mencionar a los dioses. Ellos situaban estas paradisíacas islas “más allá de las columnas de Hércules, en el océano del dios Atlas”. Eran, según su mitología, tierras fértiles en las que residían las estirpes descendientes de héroes y semidioses, y en las que encontraban descanso las almas justas que habían sido capaces de mantenerse durante tres veces (vidas) apartadas de toda maldad.
En cuanto a las Hespérides, volvemos a la mitología, de la que podrían escribirse un sinfín de guiones para series de Netflix… Se trata de un idílico Jardín que muchos autores griegos situaban también, siglos antes de Cristo, en algún lugar del Atlántico (pero esta vez en un punto más concreto: un jardín dentro de una isla o una isla dentro de un archipiélago). Un lugar paradisíaco custodiado por las hijas de Atlas: unas ninfas llamadas ‘Las Hespérides’ (traducido como ‘las occidentales’). Se cuenta que en dicho jardín se cultivaban unas manzanas de oro que tenían la propiedad de garantizar la eterna juventud a quien las consiguiera. Como todos los paraísos míticos, podría tratarse de una metáfora que hace alusión a un estado de conciencia.
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Imagen: Atlas y las Hespérides. John Singer Sargent. Museo de Bellas Artes de Boston (EEUU).